Discurso de investidura
Vivimos una época de cambios constantes, con nuevas necesidades a las que debemos dar respuesta y preocupaciones urgentes que debemos resolver. Es cierto que el ayuntamiento es la administración más pequeña, pero también la que está siempre en contacto directo con la ciudadanía, la que trata a diario con la gente de tú a tú y sabe por ello qué le interesa o qué le inquieta. Es, por esa razón, una administración predestinada a hacer sociedad, a establecer vínculos entre las personas para que se sientan partícipes de un espacio común. El ayuntamiento debe ser la casa de las vecinas y vecinos de Gijón. El lugar al que pueden ir para compartir sus desvelos, para expresar sus opiniones, para hacer sus propuestas. Quiero que las gijonesas y los gijoneses empiecen a ver el Ayuntamiento como un espacio acogedor y sensible a sus demandas, y como alcaldesa me comprometo a estar constantemente a pie de calle para palpar el estado de ánimo de la ciudad. Para ver Gijón con los mismos ojos de la gente que la habita. Para abordar las cuestiones de mayor calado y también para cuidar los detalles. Porque los detalles, que muchas veces se desprecian, casi siempre son fundamentales para lograr una integración plena. Los Consejos de Distrito o el Consejo Social, , el rico y variado entramado asociativo gijonés, serán órganos claves en mi labor de gobierno, porque no olvido que desde hoy soy la alcaldesa de todas y todos los gijoneses, y quiero conocer de primera mano todas sus necesidades, pero también contar con interlocutores que me trasladen aquello que yo no llegue a ver. Pues como dice Mary Beard, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales de 2016: “ Hay que considerar el poder de forma distinta (…) pensar en el poder como atributo o incluso como verbo (“empoderar”) no como una propiedad.”