La jornada del Día Internacional de la Mujer ha vuelto a servir para salir a la calle y para seguir animándonos a trabajar para acabar con las desigualdades que aún existen entre mujeres y hombres. Un día que en esta ocasión ha estado centrado en los cuidados.
La responsabilidad de los mismos continúa recayendo en gran medida en las mujeres y por eso es necesario que demos un paso más y que también sean asumidos por los hombres. En este sentido el Ayuntamiento de Gijón/Xixón acogía este martes el acto de lectura del comunicado del Día Internacional de las Mujeres por parte del Consejo de Mujeres de Gijón/Xixón. Un comunicado que compartimos contigo a continuación.
1. El Consejo de Asociaciones de Mujeres de Gijón en este 8 de Marzo quiere poner énfasis en visibilizar la importancia y el valor de cuidar así como incidir en la urgente necesidad de la corresponsabilidad.
2. Es conveniente y necesario reconocer los cambios sociales que se han producido gracias a la lucha feminista, pero no podemos dejar de reivindicar aquellas cuestiones que aún siguen pendientes. Una de esas cuestiones es la invisibilización de las tareas dedicadas al cuidado no remunerado y otra la asimetría entre mujeres y hombres en la dedicación a los mismos: la denominada “Revolución estancada” en la que se encuentra la corresponsabilidad.
3. Los seres humanos somos seres vulnerables durante todas las etapas de nuestras vidas, aunque no con igual intensidad en todos los momentos, por lo que dependemos necesariamente unos de otros. De ahí la importancia que debe darse al trabajo de cuidados como pieza clave para garantizar y sostener la vida, trabajo que debe valorarse tanto como se valora el trabajo remunerado y que ha de ser repartido por igual entre mujeres y hombres.
4. Una sociedad igualitaria es aquella en la que los tiempos dedicados al trabajo doméstico y de cuidados no pueden recaer como responsabilidad fundamental de las mujeres, ya que esto supone uno de los mayores obstáculos que tenemos para conseguir la igualdad en el ámbito laboral, en el que la maternidad sigue a día de hoy penalizando a las mujeres en la incorporación y permanencia en el empleo. Teniendo en cuenta último informe del Foro Económico Mundial, al ritmo actual, nos llevaría 202 años cerrar la brecha económica que existe entre las mujeres y los hombres. Y eso es demasiado tiempo.
5. La conciliación no es problema de las mujeres. Se da en un contexto cultural y económico antropocéntrico que hay que transformar para avanzar hacia prácticas mas democráticas y equitativas. No es ético que la mitad de la población tengamos que compatibilizar el trabajo remunerado con las responsabilidades que tradicionalmente y en base a un rol de género nos han sido asignadas en el ámbito privado. Se trata de poner en marcha medidas que vayan dirigidas a repartir tareas y responsabilidades para que mujeres y hombres podamos ejercer los mismos derechos y las mismas responsabilidades.
6. Otro trabajo no reconocido y por lo tanto invisible, es la carga mental que supone planificar y organizar las tareas de cuidado y que también afecta a las mujeres, haciendo que esta labor ocupe gran parte de nuestra agenda y nuestras obligaciones incluso cuando no las estamos ejerciendo directamente. Conciliar supone no solo repartir las tareas, sino implicarse en su organización y buen desarrollo.
7. Aún hoy la sociedad identifica el cuidado como un débito social que las mujeres deben asumir, anulando su capacidad de decisión sobre el mismo. Frente a la normalidad con la que se debe adoptar el papel de cuidadora, se mantiene el reproche social sobre las mujeres que deciden no cuidar. Un reproche que no se ejerce sobre los hombres, y que se vuelve en alabanza cuando es un varón quién facilita el cuidado.
8. Actualmente los hombres se implican más y mejor que generaciones anteriores, pero aún se perciben grandes resistencias, sobre todo con los trabajos de cuidados mas costosos y arduos, lo que se traduce en desigualdades para las mujeres no solo en relación al mundo laboral, sino en los usos del tiempo y en la asunción de roles y normas sociales relacionadas con los cuidados, que siguen asignándose a las mujeres. Según datos de 2018 la Organización Internacional del Trabajo realizamos las tres cuartas partes del cuidado no remunerado.
9. El cuidado es un bien público, un recurso para garantizar la calidad de vida la población, por eso debe estar en la agenda política. Se hace imprescindible un sistema público de cuidados sólido, que sirva de soporte para las personas que lo precisen, que garantice los recursos necesarios para una vida de calidad. La sostenibilidad de la vida no es un asunto que deba depender de las mujeres ni circunscribirse al ámbito privado, es una cuestión colectiva y pública. Y para situar el cuidado como objetivo fundamental es preciso la implicación firme de toda la sociedad.