La edil Lara Martínez preguntará en el pleno por el estudio del modelo de gestión cultural y turística que se aprobó en abril de 2016
Otro ejemplo de la inoperancia de dicha empresa municipal es el proyecto Galería Abierta que le ha costado 20 mil euros a las arcas públicas
La concejala Lara Martínez ha presentado esta mañana en prensa dos preguntas que se llevarán al pleno de noviembre, sobre el estudio del modelo de gestión cultural y turística, que se aprobó en abril de 2016, y el proyecto Galería Abierta. En este sentido, la socialista ha querido dejar claro que “Divertia y quienes la dirigen se han convertido en un grave problema para el Ayuntamiento y para la ciudad, debido a los desmanes de dicha empresa municipal”.
Martínez ha asegurado que “asistimos día tras día a la inacción de un gobierno que, ejercicio tras ejercicio, se ve obligado a realizar numerosas modificaciones presupuestarias para dar cumplimiento al objeto social de la empresa”. Para hablar de la inoperancia de Divertia y la falta de interés del gobierno de Carmen Moriyón en materia cultural, ha puesto como ejemplo el estudio sobre el modelo de gestión cultural y turística que se probó con mayoría absoluta en el pleno de abril de 2016. En noviembre del mismo año, el concejal Martínez Salvador explicaba que el plazo de tres meses era demasiado ajustado y que en 18 meses el estudio sería presentado.
“Es evidente que el gobierno no tiene ningún interés en realizar dicho análisis”, afirmó la edil socialista y además, añadió que “lo que no entiende aún la señora Moriyón es que los acuerdos plenarios son de obligado cumplimiento. Todos. No sólo aquellos que llevan como contrapartida el voto favorable en unos presupuestos o en un Plan General de Ordenación”.
Otro de los ejemplos de la inoperancia de Divertia, según la edil socialista, es el proyecto de Galería Abierta que se anuncio a “bombo y platillo” en el verano de 2015. “Lo que iba a convertir a Cimavilla en un referente del graffiti a nivel nacional, terminó en el mayor de los ridículos cuando tuvo que cancelarse con los artistas ya en la ciudad”, sentenció Martínez. El proyecto, tal y como había advertido el Principado de Asturias, no cumplía con los requisitos mínimos exigidos para una intervención en un conjunto histórico declarado Bien de Interés Cultural. La edil ha añadido que “esta falta de seriedad le costó al Ayuntamiento de Gijón más de 20.000 euros.