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La herencia de Cascos

Artículo de César González publicado hoy en La Nueva España.

Han pasado 5 años desde que naciera el proyecto político de Foro Asturias Ciudadanos (FAC). El punto de partida de aquel alumbramiento fue un divorcio, uno más, de la derecha asturiana y el eje sobre el que todo pivotaba era Francisco Álvarez Cascos (también FAC). La era de la “nueva política” quedaba inaugurada en Asturias por alguien que llevaba haciendo política desde que andaba en pantalones cortos.

La hoja de servicios de Álvarez Cascos se presentaba como principal aval de aquella operación  de mesianismo político y su gestión al frente del Ministerio de Fomento parecía ser la etapa más esplendorosa dentro de una dilatada trayectoria. Se decía que nadie había gestionado la obra pública como él.

Ese relato incluía, por supuesto, olvidos conscientes. No se quería recordar queun capricho dejó durante años a Gijón, Mieres y Siero sin enlaces con la Autovía Minera. Tampoco que el afán por inaugurar tramos de autovía llevó al exministro a forzar la apertura de los túneles de Fabares, entre Villaviciosa y Siero, y que poco después de su inauguración un argayo obligó a cortar un carril durante meses.Menos aún que fue Cascos quien prorrogó la concesión de la autopista del Huerna hasta 2050. Ni siquiera el tunelón del metrotrén parecía llevar su firma, y había hasta quien negaba que ese metrotrén fuera la gran promesa electoral del exministro de cara a las elecciones generales del año 2000.

Nada importaba. El marketing y la propaganda lo tapaban todo. Cascos marcaba la senda y sus alumnos más aventajados estaban en Gijón. Con la llegada de los foristas al gobierno municipal todo iba a cambiar y, como no, para seguir el ejemplo de su amado líder, la gestión de las obras públicas en la ciudadtambién.

Y sí que cambió. Y sí que se siguió el ejemplo de Cascos. Muchos anuncios y pocos hechos, acompañados de proyectos fallidos. Seguimos esperando por la reforma de Marqués de San Esteban, Manuel Llaneza, Pablo Iglesias y los accesos a Nuevo Roces, seguimos esperando a que el kilometrín llegue al kilómetro y por los seis circuitos de running, seguimos esperando por la Escuela de Comercio y Tabacalera, seguimos esperando por muchas obras comprometidas en los barrios…

Pero el problema no está solo en que la inversión en obra pública haya quedado reducida hasta la mínima expresión en nuestra ciudad. Tal y como se publicaba ayer en La Nueva España, las pequeñas obras de mantenimiento y conservación de las calles han pasado de ser quehacer del día a día municipal a convertirse en uno de los quebraderos de cabeza del gobierno de Moriyón y una de las cuestiones más criticadas por los y las gijonesas, hasta el punto que la propia Alcaldesa dijo en el último Pleno que se iba a encargar personalmente de las obras, desautorizando públicamente al concejal del ramo, el Sr. Arrieta.

Desde el Grupo Municipal Socialista llevamos señalando desde hace tiempo quehay que mejorar la planificación de las mismas, el diseño de los proyectos, los mecanismos de contratación, el seguimiento, la inspección y los procedimientos de penalización. No se puede seguir así. La Alcaldesa tiene mucha tarea por delante y son de agradecer las buenas palabras de Moriyón, pero tal y como ella dice en referencia al gobierno de Asturias, son de agradecer las buenas palabras, pero los vecinos quieren hechos.

Y conviene que además el equipo de gobierno se aclare un poco en esta cuestión, porque no es comprensible que la Alcaldesa confiese estar “harta del tema de las obras” y que su Vicealcalde diga pocos días después que no es para tanto el asunto y que los socialistas somos unos exagerados. Estaría bien que recordara el Sr. Couto que una de los fiascos en materia de obra pública en el anterior mandato lleva su sello: el colector de Viesques. Un “tunelín” de más de 5 millones de euros que aún no ha entrado en servicio y que puede tardar otros cuatro años en hacerlo. Ya lo explicó un concejal socialista por aquel entonces: “Cascos dejó en Gijón el tunelón y Couto dejará el tunelín”.