- Noticia publicada en El Diario el Comercio – jueves 20 de agosto de 2020
El Ayuntamiento prevé liquidar este año la deuda pendiente por solicitudes recibidas antes de 2018 y lanzar una nueva línea con un millón de euros
I. Villar
El 9 de enero de 2018, hace ya más dos años y medio, el anterior equipo de gobierno acordó dejar en suspenso las bases del plan municipal de ayudas para la rehabilitación de fachadas y la supresión de barreras arquitectónicas. Un programa de subvenciones de cuya puesta en marcha se han cumplido ya dos décadas y del que cada año se beneficiaban decenas de comunidades de vecinos que decidían reformar el exterior de su edificio -tanto por razones estéticas como para la mejora de su eficiencia energética-, instalar un ascensor o facilitar el acceso al mismo desde la cota del portal, bajándolo unos metros o colocando rampas o salvaescaleras.
La decisión no afectaba a quienes tuvieran solicitada ya la ayuda antes del 31 de diciembre de 2017 y cumplieran con las exigencias que marcaban las bases. Sus expedientes se siguieron tramitando y van siendo aprobados poco a poco, aunque los pagos lleguen a cuentagotas y aún queden varios años para poder atender todas las peticiones anteriores a esa fecha. Pero desde ese acuerdo de la junta de gobierno, el Ayuntamiento no ha admitido nuevas solicitudes, pese a la necesidad de obras de mejora que tienen muchos edificios residenciales de la ciudad, la carencia en otros tantos de un elemento fundamental para mejorar la accesibilidad a las viviendas como son los ascensores y la importancia que tienen las subvenciones municipales para garantizar la actividad del sector de la construcción y en particular la de las empresas dedicadas a la rehabilitación de inmuebles y a la instalación de ascensores.
Sindicatura de Cuentas
Oficialmente, la razón principal para dejar en suspenso las bases y dejar de admitir nuevas solicitudes fue la necesidad de redactar unas nuevas condiciones de acceso a este programa que adecuaran la concesión de las ayudas a las recomendaciones emitidas por la Sindicatura de Cuentas. Entre otras, establecer periodos concretos para pedirlas -podía hacerse en cualquier momento del año-, fijar criterios de comparación entre las solicitudes recibidas y marcar plazos para la presentación de los justificantes de obras. Pero detrás subyacía otro problema, el progresivo aumento de la deuda con las comunidades, bien por expedientes ya aprobados pero cuya ayuda aún no había sido abonada, o bien por solicitudes en tramitación que iban a generar un nuevo compromiso de gasto. «Hay un elevado número de expedientes pendientes de resolución y en estos momentos no se dispone de crédito suficiente para atender todas las solicitudes», se argumentaba en plena situación de prórroga presupuestaria.
Pese a sumar ya dos años y medio sin nuevas solicitudes, el pasado mayo la concejala de Hacienda, Marina Pineda, cifraba en 66,5 millones de euros los pagos que debía afrontar aún el Ayuntamiento en ayudas a la rehabilitación de fachadas, la reforma de barrios degradados y la supresión de barreras arquitectónicas.
Las fachadas deben esperar
Esta última línea, en la que se incluyen la instalación de ascensores, salvaescaleras y rampas, es la que tiene un importe pendiente de pago más bajo (2,4 millones de euros) y en la que más se ha agilizado la tramitación de expedientes, principalmente porque en las ayudas a fachadas se requiere más información a las comunidades, lo que ralentiza su aprobación definitiva.
Este año, de hecho, la junta de gobierno ha concedido ya 127 nuevas ayudas para la supresión de barreras arquitectónicas -por un total de dos millones de euros-, frente a tan solo doce para la rehabilitación de fachadas (1,1 millones). El Ayuntamiento espera liquidar en 2020 todas las le que quedan pendientes, para poner en marcha en 2021 una nueva convocatoria específica para esta línea, que prevé dotar con un millón de euros. La de nuevas ayudas a fachadas deberán esperar a que se rebajen los compromisos pendientes, que a día de hoy superan los 55 millones de euros.