Entrevista publicada en la Nueva España el 27 de julio de 2019
Natalia González Peláez, concejala de Bienestar Social y Derechos y Presidenta de la Fundación Municipal de Servicios Sociales y de la Empresa Municipal de Vivienda.
Natalia González Peláez es la “superconcejala”: una de esas dos personas que ejercen las labores de coordinación de áreas sobre las que la Alcaldesa ha estructurado su equipo de gobierno. Aunque su cargo oficial es el de concejala de Bienestar Social y Derechos, lo que incluye ser presidenta de la Fundación Municipal de Servicios Sociales y de la Empresa Municipal de la Vivienda. Licenciada en derecho con puesto de trabajo en el Ayuntamiento de Laviana como abogada del Centro Asesor de la Mujer fue durante algo más de un año diputada nacional.
–Vuelve a la Fundación donde ya estuvo hace años pero ahora como presidenta. ¿Abrumada o ilusionada?
–Es un enfoque diferente. Yo formé parte del equipo de Esperanza Fernández Puerta como jefa de promoción social durante cinco años. Siempre me quedó la sensación de tarea que no habíamos podido culminar y ese fue el motivo para aceptar presentarme a las elecciones, primero en 2015 y ahora con el equipo de Ana González. Quería poder volver a retomar aquella tarea.
–Tiene una de las concejalías más complicadas y sensibles. ¿Cuál es el reto?
–Las políticas sociales no se circunscriben a Bienestar Social o la Empresa de la Vivienda. Tienen que ver también con la educación, con el empleo… por eso estamos reforzando la labor de coordinación entre áreas. Los últimos años, con las circunstancias económicas de la crisis, han hecho que los servicios sociales estén en el punto de mira. La tarea que tenemos es compleja. Hay que seguir atendiendo a las situaciones de vulnerabilidad y exclusión social que ya existían, y que han existido siempre, y a la vez tenemos que afrontar el reto de incorporar a nuevos perfiles. Y también el reto de hacer servicios sociales para el siglo XXI. Hay que conseguir una política de derechos sociales donde podamos primar la intervención social, pero una intervención que se adecue a esas nuevas situaciones que no tienen que ver con la exclusión sino con necesidades concretas que se puedan tener en un momento determinado.
–Pero la realidad es que la Fundación se ha convertido una agencia tramitadora de ayudas sin tiempo para que las trabajadoras hagan intervención social. ¿Cómo se rompe el círculo vicioso?
–Es el paradigma que tenemos que afrontar. Uno de los grandes retos es la gestión: tenemos que ser capaces de agilizarla. Y no solo es una cuestión de burocracia en las ayudas sino en la propia relación con las entidades del tercer sector. Hay que buscar fórmulas que separaren la intervención social de la mera tramitación de ayudas. Vamos a trabajar en reorganizar el catálogo de prestaciones y en buscar fórmulas de agilizar la gestión. Y dos cuestiones más: habrá que reforzar el personal en la línea de entrada incorporando algún otro perfil profesional en los centros sociales y hay que ligar la intervención a los territorios para reforzar el ámbito de la prevención y la promoción social. Parece que en esta casa esa parte de la actuación más comunitaria ha estado olvidada estos años.
–Todo lo que dice significa dinero, ¿lo hay?
–A lo largo de estos años no creo que el problema haya sido una cuestión presupuestaria, porque remanente ha existido, más bien era una cuestión de falta de liderazgo. Tenemos que ver cómo nos puede afectar la famosa regla de gasto y las reposiciones en el tema de personal porque limitaciones tenemos.
–¿Un nuevo catálogo de prestaciones supone olvidarse de la renta social?
–Yo hablo de reordenar, con un catálogo de prestaciones y con una ordenanza que regule las ayudas. Ayudas finalistas siempre han existido pero lo que necesitamos es hacer algo que sea sostenible, tenga una gestión fácil y homogénea, atienda a las necesidades de las personas y tenga su baremación. La imagen de personas esperando cola para poder acceder a una ayuda en función del momento en que presenta la solicitud no tiene mucho de intervención social.
–Entonces, ¿la convocatoria de renta social que estaba pendiente se va a hacer?
–Vamos a valorar todo el catálogo de ayudas. No sé lo que podremos hacer de aquí a final de año y, sobre todo, lo que vayamos a hacer el año que viene.
–¿Hay cambios tras el pacto con IU?
–No hay grandes diferencias. Están los puntos que el acuerdo fija y luego la comisión de seguimiento irá viendo.
–¿Se ha rescindido a Aralia el contrato del servicio de ayuda a domicilio?
–No. Estamos en el proceso de hacer un seguimiento del contrato. Ya hubo notificación de una posible penalización y en este momento hay un recurso interpuesto dentro de la propia administración local. Es uno de los temas que tenemos encima de la mesa.
–Al margen de los problemas con esta empresa, ¿qué planes hay para ese servicio?
–Para empezar queremos hacer una evaluación porque se ha hablado mucho de la ayuda a domicilio pero poco desde la perspectiva del servicio, de lo que le estamos ofreciendo a la ciudadanía. Nosotros entendemos que desde la ayuda a domicilio hay que ser capaces de atender otras necesidades y eso pasa por modificar cosas o por ofrecer nuevos servicios.
–¿Por ejemplo?
–Que no sea solo para personas mayores, que pueda ser un apoyo en momentos determinados para la conciliación en las familias. Ahora se da un servicio de comidas que es muy restringido y que podría ser más generalizado. O plantearse un servicio de acompañamiento pensando en personas que viven en soledad. Hay que darle una vuelta a la ayuda a domicilio.
–¿Se van a mantener las becas comedor?
–Nadie pretende modificar las becas comedor, que por otra parte es una herencia que Foro recibió de nosotros. Hay que ver cómo avanza el tema de ir ampliando el servicio de comedor a Secundaria y su reflejo en las becas pero no se va a eliminar lo que está funcionado y funciona bien.
–¿Cómo serán las relaciones con las entidades sociales?
–Tenemos una tradición de trabajo coordinado con el tercer sector. Fuimos los que creamos la Red de atención a personas sin hogar que ahora se llama red activa de inclusión. Queremos activar esta red porque estos años no ha tenido dirección política, no tenía ese objetivo claro que nosotros teníamos, y eso ha hecho que se haya distorsionado su finalidad Hay que ver cómo lo ordenamos. En este momento uno de los mayores problemas que tenemos es el atasco con los convenios. Yo me estoy encontrado convenios que deberían estar firmados y no lo están. Buscamos agilizarlo pero la realidad es que están como están. Lo que queremos es explorar la figura del concierto y ver como se puede llevar al ámbito local esa figura que hay en la ley del Principado de Asturias. No sé que tiempo nos llevará pero nos va a dar una nueva dimensión en las relaciones con las entidades del tercer sector.
–¿Da más estabilidad un concierto que un convenio?
–Si. No podremos hacerlo en todos los campos pero probablemente podamos ir a esa fórmula en estos convenios que llevan muchos años funcionando. Hay que verlo. En todo caso, la idea es seguir en colaboración con el tercer sector liderando lo que entendemos que nos corresponde, que es la coordinación.
–Vayamos a la Empresa de Vivienda. Allí se llegó a suspender el pago de ayudas por falta de dinero, ¿cómo está la situación?
–En Vivienda todavía estoy intentando hacerme con lo que hay porque se da la circunstancia de que la gerente está en periodo de vacaciones y no tengo dimensionada la situación.
–¿Otro instrumento de acción social que se quedó en tramitar ayudas?
–La verdad es que la Empresa Municipal de la Vivienda se ha quedado en muy poco cuando era un referente y las ayudas en Gijón funcionaban estupendamente, mucho mejor que las ayuda del Principado. Ha habido un desgobierno absoluto que ha llevado a un momento de estancamiento. Hay que agilizar el tema de las ayudas económicas pero también buscar fórmulas para poner vivienda en el mercado. Lo que te dice la gente es que no encuentra vivienda, que los alquileres tienen precios desorbitados… y lo que tenemos que buscar son mecanismos para que las personas más vulnerables puedan acceder a una vivienda.
–¿Con eso se relaciona la intención de hacer un censo de viviendas vacías?
–Antes de animar a que las personas pongan vivienda en alquiler tenemos que saber de qué vivienda podemos disponer.
–¿También se habrá cambios en la vinculación empleo y acción social?
–Queremos conectar y coordinar todas las acciones que se hacen en la Fundación de Servicios Sociales y en la Agencia Local de Empleo, no sólo los planes de empleo. Vamos a sentarnos y hacerlo de forma coordinada porque, a veces, da la sensación de que una pata no sabe lo que hace la otra y queremos que eso no pase, queremos que haya una relación fluida. Aquí atendemos a personas que no tienen más problema que una necesidad económica. Lo único que les pasa es que quedaron sin trabajo y, a veces por la edad, van a tardar mucho en encontrarlo o no lo van a encontrarlo. La intervención con esa personas no es la misma que con aquella que no han trabajado nunca o están en riesgo de exclusión o en una situación de violencia de género. Si no se dan esas circunstancias lo que hay que hacer es derivarlas a la Agencia de Empleo, que les puede llevar a otro tipo de itinerarios más normalizados. La idea no es intervenir sí o sí con todas las personas, si no que la intervención se adapte a las circunstancias. Tener un empleo es fundamental. Vivienda y empleo son básicos para una vida digna.
–Vamos por edades, ¿planes para los mayores?
–Estamos trabajando en una estrategia y en relación con el Principado de Asturias. Se irán haciendo proyectos concretos de envejecimiento activo. Hay que tener en cuenta los nuevos perfiles de personas mayores porque parece que sólo nos centramos en lo que tiene que ver con el deterioro o con los mayores más mayores.
–¿Y en infancia, adolescencia y juventud?
–Queremos plantearlo como un continuo y desde un punto de vista positivo, no como siempre desde la prevención de problemas. En la Fundación tenemos la competencia clara sobre la desprotección infantil pero iremos a un modelo más coordinado y transversal con la Fundación de Educación y Cultura. Vamos a hacer el cambio poco a poco. No vamos a quitarlo de aquí hasta que no sepamos cómo lo vamos a ubicar.