Artículo de Opinión de Alejandro Braña Barcia, secretario de Políticas Europeas de la AMSG y secretario de Administración de Revolución Ugetista Confederal (RUGE-UGT), publicado el 12 de agosto en El Comercio.
No por reiterativo deja de ser cierto: ser joven hoy en Asturias es un ejercicio constante de equilibrismo. Recordemos algunos datos recientes. Según el informe ‘Irrealista’ de RUGE-UGT, Asturias se sitúa como la comunidad con mejor porcentaje de emancipación de España: un 17%. Sin embargo, en la última década se ha incrementado el precio del alquiler un 90,3% –alcanzando la mediana unos 720 euros mensuales– y la compra un 49,1%. Además, los últimos estudios del CMPA y CJE señalan que el 61% de la juventud asturiana no disponía de ingresos ordinarios y que, por ejemplo, siete de cada diez con empleo no se encontraban emancipados.
En esta situación, ¿qué proyecto de vida pueden construir los y las jóvenes una vez finalizado su periodo formativo? La respuesta es clara: hoy formarse y conseguir un empleo no es suficiente. En el mejor de los casos te emancipas cuando ya no eres joven a efectos estadísticos –30,5 años–, y en el peor, vas a soportar años de precariedad sin capacidad de ahorro hasta lograr una supuesta estabilización de tu situación laboral, si llega. Debemos tener presente que esta crisis no solo está vinculada a la vivienda –problema que cada vez se extiende hacia más capas de la sociedad–, también a salarios especialmente bajos y unas condiciones laborales totalmente desequilibradas en favor del empleador.
Si a esta falta de perspectivas sumamos la evidente ausencia de representación de la juventud en las instituciones, así como el segundo plano en el que se encuentran sus prioridades, generamos un caldo de cultivo perfecto para esa desafección política de la que últimamente tanto se habla.
Ante ello, una vez superadas las alusiones a espacios comunes –tan equivocados como manidos– o la actitud del «ya será menos», se deben plantear medidas efectivas a corto y medio plazo; es decir, ganar el futuro desde el presente. Profundizando en las problemáticas, y más allá del ámbito de la vivienda –en el que se requieren políticas valientes de intervención en el mercado que supongan el fin de la especulación–, existen otros retos urgentes. A nivel nacional es imprescindible la entrada en vigor definitiva del Estatuto del Becario, regulando el marco legal y limitando el fraude en las prácticas que sufren muchos jóvenes.
En clave autonómica, desde RUGE-UGT consideramos prioritaria la aprobación de una Estrategia Juvenil integral, efectiva y realizable, que enfoque y dirija las políticas del Gobierno del Principado en ámbitos como el empleo, la educación o la participación, entre otros. Tanto la magnitud del problema como su complejidad exigen un compromiso amplio de agentes políticos y sociales que defina acciones y objetivos a corto/medio plazo, con financiación estable y capacidad de revisión periódica. No debemos conformarnos con menos si queremos, de una vez por todas, impulsar un futuro coherente y hacer de Asturias un lugar de oportunidades para los y las jóvenes que ya estamos aquí, frenando el éxodo.
Tolerar años de precariedad –hasta que llegue la famosa estabilización– ni puede ni debe ser la respuesta. Si la Asturias de la ‘década del cambio’ quiere pasar de expectativa a realidad, debe abordar de forma sistemática los problemas de sus jóvenes, con quienes, en más de una ocasión, ni siquiera se ha contado para el viaje.
Intentemos, entre todos, llegar a tiempo: puede ser el último tren para que Asturias deje de ser tierra de salida y empiece, por fin, a ser tierra de futuro.