NI PALABRAS NI GESTOS
Artículo de Opinión de Carmen Eva Pérez Ordieres, concejala del Grupo Municipal Socialista del Ayuntamiento de Gijón/Xixón
Este será el primer ocho de marzo con una ordenanza de igualdad entre mujeres y hombres aprobada en el municipio de Gijón/Xixón. Las normas de las que nos dotamos sirven para regular la
convivencia, señalan lo que está permitido y lo prohibido, concretan los valores que compartimos como sociedad y tienen un valor pedagógico porque muestran los comportamientos que repudiamos porque nos dañan a todos y todas o porque impiden nuestro progreso social.
La igualdad entre hombres y mujeres ha dado en los últimos años un indudable salto al integrarse en el ordenamiento jurídico: ley de igualdad, ley contra la violencia de género, decretos que buscan la igualdad salarial o que regulan permisos parentales y medidas de conciliación, planes de igualdad para las empresas, normativa sobre representación paritaria en órganos e instituciones, etc. Un abundante cuerpo normativo que no siempre ha conseguido los efectos deseados, normas que en ocasiones no se aplican sin que por ello pase nada. O lo que es lo mismo, en muchas ocasiones la resistencia a la aplicación de las normas que buscan y promueven la igualdad no ha venido solo por la presentación de cientos de recursos por parte de las formaciones más conservadoras sino también por la dejación y la inaplicación de esas normas aprobadas sin que nada ocurra. ¿De qué sirven las normas si no se cumplen?
Esto es lo que acontece este 8 de marzo aquí en Gijón/Xixón: tenemos una flamante ordenanza de igualdad entre mujeres y hombres que en sus cuatro títulos promueve la igualdad transversalmente en todas las políticas (urbanismo, cultura, movilidad, participación, deporte, educación, etc.), una ordenanza para ser aplicada en toda la Administración Local, empresas municipales, entes públicos y/o privados dependientes o vinculados al ayuntamiento. Tenemos la norma y nos falta todo lo demás: presupuesto, formación de los agentes políticos, personal formado en esta materia y, permítanme sospechar, que también nos falta la voluntad de aplicar la norma. No es conveniente hacer estas manifestaciones sin aportar algunos ejemplos, aquí van tres: el primero es el consejo de administración de Divertia, del que formo parte como concejala del PSOE en el Ayuntamiento, que está integrado por nueve miembros de los cuales solo tres son mujeres nombradas por los partidos progresistas en la oposición. El segundo ejemplo: ningún concejal o concejala de gobierno preguntado en las comparecencias previas a la aprobación del presupuesto pudo aportar alguna medida de aplicación de la ordenanza. Tercer ejemplo: el presupuesto del departamento de igualdad del ayuntamiento se mantiene prácticamente igual que en el último presupuesto aprobado cuando aún no existía la ordenanza de igualdad. Por tanto, sin presencia paritaria, sin presupuesto y sin acciones políticas concretas tenemos la norma y nos falta todo lo demás. Decía que además sospechaba que no existía voluntad política y les aporto un principio de prueba: pactar con un partido negacionista de la violencia de género un acuerdo de gobierno demuestra que la igualdad importa menos que el poder.
El 8 de marzo se reivindica la existencia de una sociedad decente y justa, pero también de una sociedad inteligente que debe acelerar el progreso incorporando a la otra mitad de la población porque, en palabras de Naciones Unidas, “la igualdad de género es el mayor desafío actual en materia de derechos humanos” y el progreso de las mujeres beneficiará a toda la sociedad e incrementará su crecimiento. Nuestro municipio ya tiene la norma, insisto, conmemoramos el primer 8 de marzo con una norma de igualdad en vigor. El gobierno municipal debe salir de su estado de abandono y poner todo lo demás, quizás no sea para ellos una prioridad política pero ahora sí es ya una exigencia legal. Para terminar y hablando de leyes, conviene recordar que éstas pueden no solo avanzar sino también retroceder en derechos, por eso este año celebramos el décimo aniversario del Tren de la Libertad, un tren que se movió con el impulso de mujeres muy comprometidas con el feminismo que plantaron cara a un ministro que pretendía restringir los derechos sexuales y reproductivos de todas las mujeres.