- El equipo de la alcaldesa pone en riesgo las inversiones municipales tras superar los límites legales para compromisos futuros de gasto
- Marina Pineda (PSOE): “El verdadero problema es que ya no es posible licitar ninguna inversión que suponga adquirir compromisos de gasto para 2025”
- La concejala socialista explica que esta situación impide la contratación de las obras de Tabacalera o de los antiguos terrenos de Naval Gijón y pone en riesgo la ejecución de aquellas cofinanciadas por fondos europeos como las del colegio Rey Pelayo
La falta de planificación y control en la gestión económica municipal está llevando al Ayuntamiento de Gijón/Xixón a una irremediable situación de bloqueo administrativo. La concejala socialista, Marina Pineda, ha sido contundente: el gobierno local está llevando las cuentas hacia el colapso económico. El equipo de la alcaldesa pone en riesgo las inversiones municipales tras superar los límites legales para compromisos futuros de gasto. “Si hace unos meses alertábamos sobre el más que probable incumplimiento de la regla de gasto, ahora son las inversiones municipales las que hacen saltar las alarmas. El equipo de Carmen Moriyón ha autorizado esta mañana, en la Comisión de Hacienda, elevar el límite para adquirir compromisos futuros de gasto del legamente previsto, un 70% del total del presupuesto de inversiones, al 98%”, ha informado esta mañana Pineda en rueda de prensa.
Sin dicha autorización extraordinaria, no podrían adjudicar la construcción de la nueva escuela infantil del Llano, licitada en el mes de marzo y proyectada por las y los socialistas en el mandato anterior como una necesidad de primer orden para las vecinas y vecinas del barrio. El motivo no es otro que los límites establecidos en la norma. En concreto, la Ley de Haciendas Locales indica que los compromisos para los ejercicios futuros no pueden superar en el segundo, tercer y cuarto año respectivamente el 70, 60 y 50% del crédito fijado para estos gastos en el ejercicio en que se programa la inversión plurianual. “El verdadero problema del Ayuntamiento es que ahora no es posible licitar ninguna inversión que suponga adquirir compromisos de gasto para 2025. Es decir, en los cuatro meses que restan para finalizar el año, únicamente se podrán acometer pequeñas inversiones cuyo plazo de ejecución no supere el 31 de diciembre. Si los compromisos adquiridos para ejecutar anualidades de inversiones ya iniciadas alcanzan el 98% del presupuesto de inversiones de este año, ¿qué margen hay para programar nuevas inversiones en el proyecto de presupuestos para 2025?”, añade la concejala del PSOE gijonés.
Esta situación impide la contratación de las obras de Tabacalera, anunciadas para este año, del futuro parque de bomberos, la remodelación del edificio de Prendes Pando o la urbanización de los antiguos terrenos de Naval Gijón. Asimismo, se pone en riesgo la ejecución de obras cofinanciadas con fondos europeos que afectan, por ejemplo, a las infraestructuras educativas del colegio público de Los Campos, del Rey Pelayo o del colegio de educación especial de Castiello.
“A este gobierno se le atragantan los proyectos al pasar de las musas al teatro. Prueba de ello es el ridículo nivel de ejecución de la inversión municipal que, a pesar de contar con presupuesto aprobado, apenas supera el 14%. Este bajísimo nivel de ejecución no hará más que agravar el problema, acumulando año tras año inversiones no ejecutadas que van a engrosar la lista de compromisos futuros. La concejala de Hacienda de Foro, María Mitre, presume de su agilidad en pintar cifras en un papel, pero la gestión económica no puede quedase en la aprobación de un presupuesto garantizada por el acuerdo de gobierno con el PP y el apoyo del concejal tránsfuga. El papel lo aguanta todo, incluso una previsión de ingresar 25 millones de euros por el ICIO. Lo difícil es gestionar ese presupuesto para que los proyectos programados se ejecuten y no se queden en mera propaganda. En eso, el gobierno de Carmen Moriyón suspende estrepitosamente. Ni planificación, ni control, ni ejecución”, concluye Marina Pineda.